Las dos decisiones tan contradictorias del Tribunal Supremo en los meses de octubre y noviembre de este año 2018 a punto de terminar solo han conseguido confirmar lo que se sabe desde hace tiempo: los españolitos de a pie van a seguir siendo aplastados por un millón de impuestos para pagar el piso que quieran comprar y la hipoteca que se les conceda, además de todos los impuestos relacionados.
Por tanto, se sigue protegiendo a los bancos que conceden estas hipotecas y se les sigue beneficiando fiscalmente, cuando también a ellos, al menos parcialmente, se les debería repercutir también más los impuestos relativos a las ganancias que tienen con las hipotecas.
Pero lo que más claro tiene la casta política española (desde Partido Popular hasta Podemos, pasando por Ciudadanos, Partido Socialista y demás miembros del Congreso y del Senado) es que ganan más dejando que los grandes bancos se sigan lucrando mientras la gente de a pie (concretamente la clase media) siga pagando unos impuestos desproporcionados a sus ganancias (cada vez inferiores por la mala gestión del mercado laboral).