El debate de esta noche ha mostrado una imagen desastrosa. Pero la cosa no ha terminado ahi: más que un intercambio de opiniones, ha demostrado ser un auténtico gallinero, siempre interrumpiéndose unos a otros y sin soluciones respecto al anterior debate.
Y también desviando los problemas importantes, como empleo juvenil, impuestos, nacionalismos, desviando la atención a los pactos entre unos y otros.
Pero sí que ha habido algunos cambios. No se puede decir que sea exactamente igual al anterior debate de investidura: han podido participa más candidatos respecto al anterior debate.
Si hay que destacar que han salido temas importantes como la corrupción o los nacionalismos. Pero, como ya se ha dicho, han dejado temas de vital importancia en la recámara.
Lo peor de todo es que se acusan de falta de moralidad o de falta de propuestas unos a otros cuando todos los partidos tienen faltas enormes en sus respectivos programas: como resolver el problema de la corrupción, cómo cambiar el sistema electoral, para garantizar así que los nacionalistas no tengan un peso tan grande en el parlamento nacional, o la eliminación del senado o la duplicidad de instituciones tanto a nivel nacional como autonómico.

